domingo, 20 de junio de 2010


¿Es la Adicción una Enfermedad Cerebral?
Ps. Jorge Shimabukuro



Introducción
Droga es cualquier sustancia química, natural o sintética, que una vez incorporada al organismo altera la conducta, la percepción, modifica el estado de ánimo, aumenta o disminuye el rendimiento físico o psíquico. Su característica más importante es que va producir un fenómeno denominado neuroadaptación, por lo tanto cuando se intenta la abstinencia se genera el síndrome de abstinencia, una manifestación es el craving el cual genera un intenso deseo (casi irreprimible) de repetir su uso o el comportamiento, porque confieren al hombre una sensación de bienestar.
La adicción por lo tanto, es un estado de alteración, que se acompaña a veces de intoxicación, si es provocado por la ingestión de una o varias sustancias psicoactivas como el alcohol, el tabaco, el café o los alcaloides, entre otros, es decir sustancias capaces de traspasar la barrera hematoencefálica que protege al cerebro y que perturban la vida de manera seria y delicada y que pueden llegar a alterarla y hasta destruirla conforme se siga utilizando.
Los motivos principales de todas las adicciones son inicialmente la búsqueda incesante de placer como reforzador positivo y posteriormente el miedo al dolor y el ansia de bienestar. Todas las sustancias o comportamientos que causan dependencia son nocivas para la salud y conducen a trastornos que se manifiestan por pérdida de control, compulsiones, manifestaciones psicofisiológicas, en algunos casos problemas cardiovasculares y neurológicos, perturbaciones nerviosas cada vez más graves que terminan en crisis de alucinaciones y delirios, semejantes a los de la esquizofrenia, y psicopatías.
Las bases neurológicas de la dependencia a las drogas están probadas. Se conoce de una alteración en los niveles de dopamina en determinadas áreas cerebrales principalmente ubicadas en el sistema límbico y que constituyen el sistema dopaminérgico del área de recompensa cerebral del placer como principal causante de la adicción. Las sustancias psicoactivas pueden modificar la estructura y el funcionamiento del cerebro de modo fundamental.

Adicciones: ¿Enfermedad Cerebral?

El fenómeno fundamental de convertirse en adicto es un fenómeno bio-psico-social, por lo tanto integral y los principios subyacentes que describen la vulnerabilidad o la propensión a volverse adicto resultan siendo universales, en la medida que no existen cerebros que sean privilegiados e inmunes o simplemente tendría que ser fuera de este mundo, una suerte de cerebro alienígena, para quienes gustan de la ciencia ficción.
No hay duda de que hay diferencias individuales en las experiencias de consumo de drogas o de comportamientos adictivos, y que no todos se convierten en adictos con la misma facilidad, unos lo hacen con marcada rapidez, mientras que otros no tan rápidamente. Esto dependerá seguramente de los genes y de otros factores como el ambiente, el contexto social y de la persona misma.
De acuerdo a un trabajo multicéntrico israelí, la predisposición a la adicción a la heroína o a cualquier otro opiáceo puede ser hereditaria: se ha encontrado en varios adictos un gen que codifica un gen de dopamina en el cerebro. Por años los científicos han tratado de profundizar en esta hipótesis pero no tenían las herramientas necesarias para hacerlo. Ahora son varios los genes de dopamina que se han relacionado tentativamente al abuso de las drogas y el alcohol (especialmente D2 y D4). Variaciones hereditarias en estos genes modifican la eficacia con la que las neuronas procesan dopamina. Otro factor a tomar en cuenta es la calidad nutricional, de ello dependerá, sin lugar a dudas, la adecuada síntesis de los neurotransmisores y su óptimo rendimiento. Los científicos especulan acerca de la posibilidad de que un gen supereficiente transportador de dopamina "limpie" la dopamina de la sinapsis de manera extremadamente rápida mediante enzimas que barren con los excedentes que quedan flotando en el espacio intersináptico y puede ser este un factor que predispondría a algunos individuos al consumo de sustancias, en la medida de una fuerte disminución de dopamina y su consiguiente estado de displacer.

¿Cuán Central es el rol de la dopamina en las diferentes adicciones?
Los científicos están tratando de averiguarlo. No es accidental, aseguran, que la gente sea atraída por las drogas. La mayoría de las drogas adictivas, así sean estimulantes como la cocaína o depresores como la heroína, imitan la estructura de los neurotransmisores. Los neurotransmisores son las sustancias que subyacen o que "están detrás" de cada pensamiento, de cada emoción, de los procesos de aprendizaje y de la memoria; ellas elevan las señales entre todas las células nerviosas del cerebro.
Las neuronas que producen este mensajero molecular NT) son sorprendentemente raras. Estas neuronas influyen en la actividad neurológica en varias regiones cerebrales, incluyendo el núcleo accumbens, una primitiva estructura que es una especie de "llave" del centro de placer cerebral. A nivel bioquímico, todas las experiencias que el ser humano encuentra placenteras (ya sea escuchar música, comer un chocolate, abrazar a un ser querido) se deben a un aumento, a una especie de "explosión" de dopamina en el núcleo accumbens.
La dopamina es una amina biogénica, es, junto con la noradrenalina y la serotonina, una catecolamina que se sintetiza primariamente desde el aminoácido tirosina. Hay tres tractos dopaminergicos importantes en el Sistema Nervioso Central, a saber:
El tracto nigroestrial proyecta desde sus cuerpos celulares en la sustancia nigra sobre el corpus striatum;
Los cuerpos celulares del tracto tuberoinfundibular; y el tracto mesolímbico mesocortical proyectan desde sus cuerpos celulares en el área Tegmental Ventral (ATV), hacia la mayor parte de las áreas de la corteza cerebral y del Sistema Límbico.
Tanto la cocaína como el tabaco, el alcohol la marihuana, la heroína, los barbitúricos, los inhalantes tiene su propio sistema receptor y mecanismos de acción comunes. Ese mecanismo de acción común es lo que en realidad es un circuito llamado el camino de la gratificación mesolímbico, que tiene un neurotransmisor que es la dopamina. Todas las drogas que provocan adicción estimulan este circuito de recompensa cerebral. Este circuito activa una región del Sistema Límbico que es la que regula la emoción y el comportamiento y es la que nos da la percepción de placer. Cuando las neuronas liberan ciertos neurotransmisores y se activan estos circuitos es cuando nos sentimos bien. Sin embargo, las sustancias psicoactivas o los comportamientos adictivos pueden alterar este mecanismo de recompensa. Lo que hacen estas sustancias y comportamientos es adaptar al cerebro para generar en el individuo una intensa necesidad de usarlas una y otra vez. Es como un refuerzo del sistema de recompensa.
La utilización prolongada de una determinada sustancia puede modificar estos sistemas cerebrales ya que el cerebro necesitaría la presencia de sustancias exógenas para mantener su homeostasis. Inicialmente el consumo de opiáceos aumentaría los niveles de dopamina, pero con el tiempo se necesita la incorporación de más sustancia para lograr el mismo efecto de euforia o placer.
Se han publicado varios estudios que demuestran que cuanto mayor es la activación del Sistema Dopaminérgico, mayor es la experiencia de euforia. Por lo tanto, se sabe que la dopamina es el elemento crítico y que toda sustancia adictiva modificaría los niveles de dopamina en esta parte del cerebro.
La idea de que todo puede estar relacionado a una sola sustancia química ha interesado profundamente a los científicos y ha cambiado el modo de mirar una amplia gama de dependencias. La dopamina no es sólo un químico que transmite señales de placer sino que es también la más importante molécula involucrada en la adicción.
Esto no significa que la dopamina sea la única sustancia química que determina el uso crónico de drogas y comportamientos compulsivos, sabemos que el cerebro es mucho más complejo. Las drogas modulan una gran variedad de químicos cerebrales cada uno de los cuales interactúa con los demás.
La hipótesis de la dopamina provee un marco de trabajo para entender como una clave genética (como la tendencia a producir poca dopamina por ejemplo) puede interactuar con el ambiente y crear una disfunción seria en la conducta.
La dopamina, como la mayoría de las moléculas biológicas importantes, debe mantenerse dentro de ciertos niveles esperados. Poca dopamina en ciertas áreas cerebrales desencadenan los temblores y las parálisis de las enfermedad de Parkinson; demasiada dopamina causa las alucinaciones y los pensamientos bizarros de la esquizofrenia.
En estos años se han encontrado mas evidencias que relacionan a la dopamina con la adicción a las drogas. A saber: las anfetaminas estimulan la producción de dopamina en las células; la cocaína bloquea una enzima denominada DAT cuya función normal es absorber la dopamina que descargan las neuronas siendo la consecuencia de este bloqueo un incremento generalizado de la dopamina en el cerebro; la heroína se une al receptor del neurotransmisor y estimula directamente los canales de refuerzo; la nicotina y el alcohol desencadenan una compleja "cascada química" que eleva los niveles de dopamina y además hay un químico desconocido en el cigarrillo que aumenta los niveles de dopamina bloqueando la enzima MAO B.
La dopamina, es más que una molécula de placer, también juega un extraordinario papel en lo referente al aprendizaje y a la memoria. El grado en que el aprendizaje y la memoria sostienen, por así decirlo, el proceso adictivo, está siendo estudiado. Cada vez que un neurotransmisor como la dopamina llega a una sinapsis, los circuitos que gatillan el pensamiento y la motivación a la acción son disparados y esparcidos por el cerebro. Además el neurotransmisor que mantiene la adicción es tan potente que las personas, objetos, situaciones y lugares en que se consumió la droga quedan impresos en la memoria. Se ha demostrado también que estimulados por el olor a tabaco los fumadores no pueden controlar la urgencia por prenderse un cigarrillo así como los perros de Pavlov no podían dejar de salivar.
El cerebro tiene varias formas de asegurar que el acto irracional de tomar drogas, que causa placer por estar involucrada la dopamina, vaya a ser reparado. Imágenes PET revelan que la absorción de la cocaína por las neuronas esta marcadamente reducida en los adictos a esta sustancia en contraste con sujetos normales. Una posible explicación sería la siguiente: las neuronas de los adictos, "asaltadas" por una anormal y elevada cantidad de dopamina responden defensivamente y reducen el número de receptores de dopamina. En ausencia de drogas estas neuronas probablemente experimenten un déficit de dopamina, lo que explica el porque los drogadictos empiezan tomando drogas para sentirse mejor para luego tener que consumirlas para evitar la sensación de decaimiento y de malestar, como así también el porqué necesitan cada vez más sustancia para lograr el mismo efecto.
Otros estudios llevados a cabo en cocainómanos han demostrado una marcada inhabilidad para procesar glucosa (la mayor fuente de energía de trabajo de las neuronas) a nivel cerebral. Esta inhabilidad se da sobre todo a nivel de la Corteza Prefrontal, un área rica en dopamina que controla la conducta irracional e impulsiva.
Los adictos por lo tanto, presentan algunos síntomas de los pacientes que han sufrido isquemias o lesiones en la Corteza Prefrontal. Un daño en esta área del cerebro, destruiría el compás emocional que controla las conductas que el paciente conoce y sabe inaceptables.
¿Puede ser que los problemas de adicción a las drogas estén en relación con algún factor hereditario? ¿Puede ser que una incapacidad para absorber dopamina sea la causa de una preponderancia al consumo en los sujetos que presentan esta disfunción? Estas son especulaciones controvertidas, por lo que sugieren que muchas personas estarían o están genéticamente predispuestas a abusar de drogas. Lo que si no es un tema controvertido es el costo social del abuso de drogas, que sea lo que sea que lo cause, es enorme: el tabaco aumenta el riesgo de cáncer y de problemas cardíacos; el alcohol es la principal causa de violencia doméstica; las agujas utilizadas por los cocainómanos y los heroinómanos para inyectarse las sustancias aumentan las probabilidades de SIDA.
Los americanos tienden a pensar que la adicción es una falla en el carácter. Pero este estereotipo esta siendo dejado de lado actualmente para reconocer que la dependencia a las drogas tiene claras bases biológicas. Muchos científicos se atreven a decir que la adicción es una enfermedad cerebral que no es diferente de otros tipos de enfermedades mentales.
Podríamos pensar así a la dopamina como una recompensa que el cerebro distribuye a las redes neuronales para mejorar las opciones de supervivencia.
Reconocer que la adicción a las drogas es una enfermedad cerebral puede ser un factor clave para poner el problema del abuso de sustancias bajo control. Se necesita ver al adicto como alguien cuya mente (léase: cerebro) ha sido fundamentalmente alterada por las drogas. Si entonces podemos reconocer a la adicción como un desorden cerebral crónico se establece el foco de atención en el tratamiento medico. Desde que las drogas realizan cambios en los procesos cerebrales, el principal objetivo de tratamiento debe ser revertir y compensar dichas modificaciones. Una terapia con medicamentos y de comportamiento podrá compensar el ciclo de la adicción que si se mantiene sin tratamiento, puede perjudicar a los afectados de por vida.


Bibliografía

Entrevista con el doctor Leshner: "La adicción a las drogas es una enfermedad cerebral" Publicación electrónica del USIS. Volumen 2. Número 3. Julio de 1997
Córdoba, V: "Locuras moleculares" Revista Salud y Medicina. Número 2451 de Mayo de 1997
American Psychiatric Association (APA): "Substance Abuse"
Kaplan, G: "Sinopsis de Psiquiatría" Capitulo 12: "Trastornos relacionados con sustancias" Editorial Medica Panamericana. 7ma edición. 1996.
Kaplan, G: "Sinopsis de Psiquiatría" Capítulo 3: "El cerebro y la conducta"
Editorial Medica Panamericana. 7ma edición. 1996.
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) "Trastornos relacionados con sustancias" Editorial Masson. 2da reimpresión. 1996
Oliver, E: Drogas Ediciones Libro Amigo 2004 Lima-Perú

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