jueves, 28 de agosto de 2014

LA IRA, UNA TOXINA MORTAL

Estudios dicen que las sensaciones afectan el cuerpo. Cuando son negativas, alteran el bienestar. Reírse  mantiene sano el corazón. La alegría mejora las defensas. La depresión, por el contrario, aumenta el riesgo de sufrir cáncer.

La evidencia es clara: las emociones producen bienestar o enfermedad. Así de simple. 

De hecho, un estudio publicado el año pasado en la revista PNAS, de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, afirma que las sensaciones, positivas o negativas, despiertan reacciones físicas en el organismo.

Las 701 personas que participaron en la investigación pintaron, en una silueta humana, el lugar donde sentían sensaciones como ira, miedo, felicidad, tristeza, sorpresa, ansiedad, amor, depresión y envidia. El amor y la alegría generaron en ellas reacciones físicas en cabeza y pecho, donde están los órganos vitales.

Según el psiquiatra Jorge Forero, presidente del Instituto para el Desarrollo de la salud emocional, cuando se manifiestan los problemas emocionales, ocurren cambios a nivel del sistema nervioso central que tienen acción directa sobre el corazón, la respiración y otros órganos.

“Cuando una persona está tensionada –dice Forero–, se activa el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, que estimula la producción de sustancias como las catecolaminas, que elevan la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y disminuyen la irrigación sanguínea en algunas áreas, hasta convertirse en un factor de riesgo para la salud cardiovascular y cerebral, entre otros”.

Las positivas han demostrado ser saludables, pues disminuyen los niveles de las hormonas del estrés (cortisol y adrenalina). “La risa y la alegría mejoran el aparato cardiovascular. Las personas con buen ánimo y sentimientos de optimismo soportan mejor las enfermedades y son menos propensas a padecer depresión”.

Reírse, por ejemplo, activa 400 de los 650 músculos del cuerpo; no en vano, quienes se ríen intensamente sienten más apetito, pues las carcajadas tienen un efecto similar al del ejercicio físico moderado. Además, según un estudio de los doctores Lee Berk y Stanley Tan, de la Universidad Loma Linda (California), la risa reduce las hormonas del estrés y mejora la función del sistema inmunológico, pues genera endorfinas, llamadas hormonas del bienestar.

Reír, incluso, es un predictor de la longevidad.

Sentimientos negativos

Así mismo, una investigación del Centro Médico de la Universidad de Maryland (EE.UU.) demostró, que las arterias de las personas con infarto al miocardio, sometidas a situaciones que generaban buen humor, crecían hasta un 30 por ciento su diámetro. Las negativas, por el contrario, dice Palacios, aumentan el riesgo de enfermedad cerebro vascular, de cáncer y de padecer condiciones mentales como fobias, ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación y disfunción sexual.
  
El colon irritable, por ejemplo, es un problema emocional, pero muchos lo entienden como un mal netamente físico “y pierden tiempo y plata en tratamientos médicos que, muchas veces, no dan resultado”, dice Forero.

También las migrañas, los trastornos de ansiedad, las fobias, ataques de pánico y la fibromialgia (dolor prolongado en todo el cuerpo) pueden tener como causa el estrés, mal moderno de la humanidad.

Según la terapeuta holística Margarita Sierra “cuando alguien tiene dificultad para solucionar sus problemas a nivel psicológico o emocional, aparece un estado de preocupación o ansiedad, irritabilidad, ira, miedo o tristeza, que puede producir un aumento de la frecuencia cardíaca, problemas digestivos, alergias, dolor de cabeza, sensación de falta de aire, sudoración, tensión alta o baja. Cualquier situación emocional que permanezca en el tiempo, sin resolver, se convierte en una toxina para el organismo, que afecta gravemente la salud”.

Por tal motivo, puntualiza la experta, canalizar y liberar las emociones negativas permite gozar de una buena salud emocional y recupera el bienestar físico.

El estrés puede generar migrañas, dolor, insomnio, falta de concentración.

La tristeza disminuye la respuesta inmunitaria y aparecen los resfriados

La ira puede provocar dolor abdominal, acidez, úlcera o diarrea.

El odio, el resentimiento o falta de perdón puede conllevar problemas de estreñimiento, cáncer.

La repulsión frente a ciertas situaciones que no se aceptan en la vida, puede provocar alergias recurrentes, asma, sinusitis e irritaciones de la piel.

El miedo se asocia con problemas de hígado.


ESTILO DE VIDA – EL TIEMPO: 10 de Junio 2014

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