sábado, 7 de marzo de 2015

Siete suposiciones erróneas que hace la gente con problemas de ira

Todos hemos sentido ira alguna vez en la vida, es probable que la hayamos experimentado en muchas ocasiones. La ira puede variar en intensidad y deberse tanto a factores internos como externos a una persona. También es cierto que todos tenemos formas diferentes de manejarla y que algunas formas son más saludables que otras.
La Dra. Marie Hartwell-Walker habla de 7 supuestos básicos que pueden formar parte del pensamiento de las personas que tienen problemas para manejar la ira; ella expresa que es muy importante que dichos supuestos sean trabajados para que los individuos afectados (tanto la persona en sí, como todos aquellos con quienes se relaciona) por esta problemática mejoren.
A continuación, el artículo de la Dra. Hartwell-Walker:
Supongo que tengo un problema de ira. Pierdo mi genio bastante rápido. Pero no es que mi esposa no haga cosas para molestarme.
Richard ha venido al tratamiento de mala gana, porque su esposa le puso una orden de restricción luego de su última pelea. El admite que perdió el control. Reconoce que quizás dijo cosas que no debería haber dicho. Pero también piensa que ella no debió haber hecho o dicho lo que dijo o hizo. “No puedo evitar enojarme cuando ella me provoca. No puedo dejar que se salga con la suya” dice el. Lo que Richard aún no entiende es esto: el temperamento no es algo que se pierde. Es algo que uno decide perder.
La rabia, los gritos, el llamar por algunos nombres, tirar cosas y amenazar con dañar es todo un gran engaño. Es el equivalente humano a la conducta animal. Desde el pez globo que se hincha para aparentar el doble de su tamaño y verse más intimidante hasta el león en la sabana que sacude su melena y ruge, criaturas que sienten posturas amenazadoras y amenazan con el objetivo de protegerse a ellos mismos y a su territorio. El alarde es frecuentemente, suficiente para que el predador o intruso se retire. Si no, la pelea -o huída- toma lugar.
 El temperamento no es algo que se pierde. Es algo que uno decide perder
Las personas que se enfurecen hacen lo mismo. Cuando se sienten amenazados adoptan estas posturas. Tiran todo control maduro y vociferan y se enfurecen como un niño de 2 años. Es impresionante. Da miedo. La gente muchas veces los deja “ganar” con tal de poder alejarse.
Pero, ¿están felices?  Usualmente no. Cuando hablo con los Richards del mundo, generalmente solo quieren que las cosas sean correctas. Quieren respeto. Quieren que sus niños y sus padres les den la autoridad que ellos creen merecer. Tristemente, sus tácticas fallan. Sin saber qué los apartó, niños, cónyuges, compañeros de trabajo y amigos se distancian y los dejan más y más solos.
Ayudar a alguien como Richard con “control de la ira” requiere más que ayudarlo a aprender cómo expresar la ira apropiadamente. Al darle habilidades prácticas éste asume más control del que probablemente pudiera mantener solo.
Las 7 suposiciones:
1. No pueden evitarlo
Las personas con problemas de ira tienen un montón de excusas. Las mujeres culparan al síndrome premenstrual. Ambos sexos lo atribuirán a su estrés, su cansancio o sus preocupaciones. Sin considerar que hay otras personas que pasan por el período premenstrual, se estresan, se cansan o se preocupan y no se lo agarran con el mundo. Las personas con problemas de ira todavía no comprenden que se están dando permiso para vociferar. En ese sentido, ellos tienen el control.
2. La única forma de expresar enojo es explotar
Estas personas creen que el enojo es como la acumulación de vapor en una máquina de vapor sobrecalentada. Piensan que deben quitar el vapor para estar bien. Cuando de hecho, airarse tiende a producir más de lo mismo.
3. La frustración es intolerable
Las personas enojadas no pueden sentarse con la frustración, la ansiedad o el miedo. Para ellos, tales sentimientos son señales de que están siendo desafiados. Cuando la vida no va como ellos quieren, cuando alguien no ve las cosas como ellos, cuando sus mejores planes se interrumpen o cometen un error, simplemente no pueden tolerarlo. Para ellos, es mejor reventar que quedarse con esos sentimientos. No entienden que la frustración es una parte normal de la vida de todos y que es, muchas veces, la fuente de la creatividad y la inspiración.
4. Es más importante ganar que tener razón
Crónicamente, los individuos con problemas de ira, suelen tener la idea de que su estatus está en juego cuando hay un conflicto. Cuando son cuestionados, lo toman demasiado personal. Si están perdiendo una discusión, experimentan pérdida de autoestima.  En ese momento, necesitan afirmar su autoridad aunque estén equivocados. Cuando es seguro que están equivocados, buscarán la forma de demostrar que la otra persona está más equivocada. Para las personas maduras, la autoestima está basada en ser capaz de poner el ego a un lado para encontrar la mejor solución.
5. “Respeto” significa que la gente hace las cosas a su manera
Cuando el compañero se rehúsa a seguir un plan, cuando un niño no salta cuando se le dice, sienten que se les falta el respeto. Para ellos, la falta de respeto es intolerable. Hacer mucho ruido y amenazar es su forma de reafirmar su derecho de ser “respetado” por otros. Tristemente, cuando la base del “respeto” es miedo, se paga un precio en lo que respecta a amor y cuidado.
6. La manera de hacer las cosas bien, es pelear
Algunas personas con problemas de ira han aprendido al pie de un maestro. Haber crecido con padres que pelean, es su “normalidad”. No tenían idea de cómo negociar diferencias o manejar conflictos excepto a través de este medio. Luego se convierten en una versión muy parecida al padre o la madre que detestaban y temían cuando eran niños.
7. Otras personas deberían entender que no era su intención decir o hacer lo que dijeron o hicieron cuando estaban enojados
Las personas con problema de ira sienten que su enfado les da derecho a perder el control. Después de todo, dicen ellos, solo estaban enojados. No comprenden que otras personas están legítimamente lastimadas, avergonzadas, humilladas o temerosas.
Como profesionales, nuestra tarea es ayudar al paciente a identificar cuáles de estas suposiciones están controlando sus arrebatos de ira (puede que aparezcan algunas que no se encuentran en esta lista y son únicas de una persona). Enseñarle estrategias para manejar la ira es muy importante, pero no es suficiente. Cambiando éstos supuestos lograremos que el paciente utilice las estrategias enseñadas, con convicción y confianza.

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